Besos.

-Me rindo, firmemos la paz. - Se ríe y apoya su mejilla sobre mi hombro-. Está bien .. - veo que sonríe y se me acerca. Luego se deja besar suave, tierno y caliente, cansado pero tranquilo. Se deja besar, sí, y él besa también, entra y sale entre mis labios con atención, con esmero, con pasión, con su pequeño ser. Abro los ojos por un instante y lo veo navegar así, tan cerca de mi cara, tan entregado, tan partícipe, tan empeñado. No, esta vez no hay bromas escondidas en los bolsillos. Vuelvo a cerrar los ojos y me dejo ir con él. Viajamos juntos, pequeños surfistas de nuestra propia ola, lenguas blandas, mano sobre mano que, riendo, se empujan para cogerse otra vez. Labios que juegan a los coches de choque intentando hacerse un poco de sitio, de encajarse lo mejor posible, en ese estrecho y blando coche llamado beso.