Hoy me vino una pequeña ráfaga de viento con su olor, pero tras envolverse en mi pelo se fue tal y como vino.
¿Sabes que he olvidado lo que significa dormirse con el corazón en paz? Hace millones de años me quedaba dormida cuando quería y me despertaba cuando había reposado lo suficiente. Ahora doy un salto al oír el despertador. Me pregunto por qué lo hago y me respondo: por ti... Ahora lo único que quiero eres tú. Soñaba con apoyar mi cabeza en tu pecho y dormir un millón de años. Antes tenía esperanzas pero ¿ahora? apenas quedan restos desquebrajados.
Porque ahora siento algo distinto a ayer. En cambio, las sensaciones son casi las mismas. Las plasmo en estas líneas con una sola idea: amor. Tal y como lo querría y como ya no lo tengo. O quizá como no lo he tenido nunca. Porque el amor no es y no puede ser simple afecto. No se trata de costumbre o amabilidad. El amor es locura, es el corazón a mil por hora, la luz que surge de noche en pleno atardecer, las ganas de despertarse por la mañana solo para mirarse a los ojos. Es ese grito que ahora me llama y me hace comprender que es hora de cambiar.
Pero ahora mi corazón solo late rápido al verte, o al escucharte... antes lo hacía cuando leía tus palabras hacia mí. Ya no. Porque ya, no hay palabras hacia mí. Por no haber no hay ni miradas. No las mismas. No transmiten lo mismo. Puedes sonreír, pero la felicidad de tu sonrisa no sube hasta tus ojos. Y la locura, ¿donde está? Se ha perdido junto a
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