12.8.10


Como suele suceder, parece un juego del destino. Burlón, divertido y amargo.
(...)
Es irremediable, a veces somos incapaces de hablar y eso no hace sino aumentar nuestro dolor. El verdadero problema es que no conseguimos admitir nuestro fracaso, y no un fracaso concreto. Poco importa de qué tipo sea; la imposibilidad de contarlo nos impide comprenderlo de verdad, afrontarlo, resolverlo y analizarlo. Tenemos tendencia a ocultar esa incapacidad por las razones más variadas y nos dedicamos a traicionar, a estar siempre rodeados de gente, a escuchar sus historias y a comparar compulsivamente, algo inútil. Este caos, este ruido existencial, esta forma de cerrar los ojos, los oídos, y la mente se denomina "intento de fuga". Pero es difícil que se pueda seguir así eternamente, tarde o temprano la persona se derrumba, y cuando esto sucede basta una chispa...


Fragmento de Perdona pero quiero casarme contigo.

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