18.8.10

Ganas de perder.

Resisto a todo, menos a la tentación.
Bonita frase de Oscar Wilde pero, por más que quiera, no me puedo sentir identificada con ella.
Siempre se me dio mal eso de arriesgar, además siempre he tenido muy mal perder.
Hoy, como casi todos los días, me siento abrumada, nadando en un mar de dudas y temerosa a la verdad. Ya sabes, la real, la que duele. La que es parte de mis pesadillas en las que, por increíble que parezca, tú también sales.
Llueve, y salgo a la ventana para aspirar ese olor a tierra mojada, a calles oscuras llenas de esquinas que seguramente habrán presenciado besos mejores de los que pueda llegar a imaginar. Aspiro ese suave y rico olor con los ojos cerrados para poder tener tu recuerdo un poquito más fuerte. Que perdure algo más de lo normal y me haga sentir el calor de tus abrazos, aunque en realidad el frío de esta calle me hiele hasta las pestañas.
Las palabras se me agotan, y aunque no lo quiera, los sentimientos también se gastan. Y lo que más me duele es que no le hemos dado el uso que se merecían, amor.
Las pesadillas me lo recuerdan cada noche. Pesadillas en las que sólo siento... no sé, desprecio
.
Y los latidos acaban por apagarse.
Ser el último pensamiento que ronda por tu cabeza.
Odiar que yo nunca haya sido parte de tus expectativas y no dejar de preguntarme por qué tú llenas las mías.
Predecir que cuando llegues,llenarás todo lo que ahora está vacío aquí adentro.
Abrazar a mi almohada con la estúpida esperanza de que lleve tu olor.
Que resople cuando antes nos sobraban los suspiros...

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