No, no eres tú.
Lo peor de todo es cuando oigo el motor de cualquier coche a través de los cristales de mi ventana, la sonrisa se dibuja por una milésima de segundo en mi cara, y al darme cuenta de que no eres tú, despierto mientras la esperanza se cae al suelo y se rompe en mil cachitos, como cada tarde.
a veces yo tambien oigo bicicletas que quiero oir, pero en realidad estan al otro lado de la ciudad, aparcadas. muertas, ya.
ResponderEliminarunbeso(: