3.5.10

Y perdóname si me equivoco.

Después de tantas horas invertidas en incertidumbre de no saber el motivo de la maldita situación que tenemos, me he dado cuenta de cual es ese motivo. 
Llevábamos semanas en la mejor situación que me podría imaginar contigo. Pero los días anteriores a ese viaje que cambió mi vida, algo cambió con ella. Quizá eran pequeños detalles sin importancia, pero hacían que me entrara el miedo a perderte, pues veía que poco a poco nos distanciábamos. Ese maldito miedo hizo que durante el viaje fingiera que te prestaba poca atención, aunque mis ojos estuvieran pegados a tu espalda durante los nueve días. Te veía con los demas y que a mi no me hacías ni caso pero que, en pequeños momentos, venías a mí, y esos momentos hacían que retomáramos lo que teníamos, ese cariño, esa confianza, pero sobre todo esa complicidad. Esa complicidad que sólo entendíamos nosotros dos, nadie más. En esos momentos las ganas de luchar por ti volvían, pero se volvían a esfumar en cuanto te veía hacer lo mismo con otras. Y ahí es cuando me acojonaba el miedo a dejar de ser especial para ti. Y quizá fui (y sigo siendo) gilipollas por pensar que, aunque te fueras con otras y ni me miraras, yo siempre sería algo especial para ti, distinta a todas ellas, alguien que despertaba en ti algo más que un simple interés. Y eso fue lo que me mantuvo ahí, por ti, hasta morir. Pero el miedo seguía vivo y en cuanto tú lo sentiste, en vez de venir y quitarme esa pena que me consumía, me dijiste que nada iba a ser como antes, ya no.
Y eso, justamente eso, ha sido lo que me ha dado más quebraderos de cabeza. El no saber la razón por la que decidiste que no podía ser igual, que yo me iba a convertir en otra más. Sé que la ilusión que vivía en mí era parte de esta 'ruptura' pero sé que es algo más, o mejor dicho, prefiero pensar que es algo más. Que detrás de todos mi defectos, y de pensar y barajar la idea de que te hubieras dado cuenta de que no soy suficiente para ti (aunque ya sea un poco tarde), vive la duda de si quizá quisiste alejarme de ti porque te diste cuenta de que algo nuevo nacía en ti. Algo que no estaba bien sentir y por eso decidiste terminar con todo aquello. Para que eso que estaba naciendo no te hiciera querer ir a más conmigo ni ilusionarme. 
Esa, pienso que es la razón de mis lágrimas. Y no será la de mis sonrisas hasta que vengas a buscarme, y de la mano me lleves a esa felicidad que solo tú sabes regalarme.

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