No soy alta, ni tengo unas piernas kilométricas. No tengo los ojos verdes, ni azules, ni color caramelo. Ni esas pestañas infinitas. Ni una sonrisa bonita. No tengo un pelazo ni un cuerpo de modelo.
No soy de las típicas amables con todo el mundo, ni sociable,
Tampoco se me da muy bien animar a la gente, y lloro por cualquier cosa.
A veces sé escuchar pero si sé algo sobre el tema, sino no logro entender nada...
No soy cariñosa, nada cariñosa. Ni sé sonreírle a la gente cuando pasa por mi lado.
En cambio a veces, entre tanta rutina, o tanta mentira, llega una persona que si sabe tratarte como alguien especial. Y lo más importante, que le sale solo.
Alguien que mira más allá de una sonrisa bonita o un consejo, alguien que excava más hondo que todo eso.
Y entonces me siento guapa. Con unos ojos bonitos y una sonrisa especial. Me siento simpática, alegre, mirando el mundo con buenos ojos. Escucho, comprendo, animo. Incluso consigo hacer reír a alguien.
Y a veces hasta me sale un poco el lado cariñoso.
Y todo porque a veces te dicen una frase, una mísera frase, y te subes para arriba.
Te dicen algo y ¡ala!, de un día para otro te vuelves atípica, única.
Hasta sonríes para que la otra persona te imite, y así puedas ser realmente feliz.
Y como antes, de un día para otro, te vuelves al montón. A ser otra más.
Sonríes al verlo feliz, pero no
-Mira lo que me produces.
- ¿Sonrisas?
- No, felicidad.
Hola!!
ResponderEliminarEstoy leyendo tus entradas, las ire comentando =)
Esta en concreto está genial, me siento demasiado identificada ^_^
Escribes muy bien =) Te seguire leyendo! un beso
Y llegas a sentirte minúscula, invisible... y es entonces cuando lo único que quieres es acabar con todo.
ResponderEliminar