21.1.11

De acuerdo, miraré de nuevo por mi ventana, a ver si esta vez sí que te encuentro mirándome desde la reja. Una, dos y... no estás.
De repente algo llama mi atención, levanto un poco la cabeza y veo cruzar un avión a toda velocidad por el cielo. Un diminuto punto blanco en un inmenso póster azul.
Me tumbo en mi cama y no dejo de mirar ese avión. Hace casi un año éramos nosotros los que atravesábamos el cielo así de rápido. Los que volábamos; los que flotábamos. En dos horas íbamos a pisar otro suelo, íbamos a respirar otro aire, íbamos a dejar atrás miles de cosas durante nueve días. 
Arrancó el avión de Barajas y cuando las ruedas dejaron de tocar el asfalto de la terminal, en cuanto abrí los ojos tras el duro despegue y sin saber en qué parte del avión estabas, vi por la ventana como este empezaba a dibujar en el cielo una suave línea blanca. Como si dejara un rastro de nube. Y a mí se me escapaba el mismo algodón. Era como si ese rastro trazado en mitad del cielo de Madrid fueran nuestras promesas. Nuestras tonterías sin sentido, sólo sonrisas...


¿Ves?


Hace apenas unos minutos que he perdido de vista el avión que pasaba frente a mi cristal y esa línea ya se ha borrado. Las cosas más bonitas son las más efímeras. 
Y de nuevo todo igual, tan azul.


Liso, simple y estúpido azul.


3 comentarios:

  1. Lo primero de todo felicidades por tu premio, te lo mereces :)
    Esta entrada es un claro reflejo de : los pequeños placeres me hacen feliz.
    No hay verdad más grande.
    Un beso^^

    ResponderEliminar
  2. Me gustó mucho lo que dijiste: "Las cosas más bonitas son las más efímeras" Es posta! Muy lindo el texto! Un beso :)

    ResponderEliminar
  3. ¡Pero qué bien te ha quedado! :)

    ResponderEliminar

Deja aquí lo que te han parecido mis locuras y pensamientos, me encanta que lo hagas. ¡Y GRACIAS!