7.3.11

Restos de él.

Pegué un portazo y salí disparada bajo esos infernales rayos de sol. Tenía demasiado rencor, demasiadas emociones encerradas entre las costillas y no podía dejar que se manifestaran. 
¿Qué me estaba pasando? Ni siquiera podía llorar. Sólo lograba disimular más y más. Ponerme una capa encima de otra, para finalmente darme cuenta de que no servían para nada. De que quizás no me hacían falta máscaras.
Se habían esfumado las ganas de seguir, las ganas de querer. Se había esfumado el amor como sustancia propia.
Sólo quedaban migajas, retales de recuerdos que tal vez eran hermosos y perfectos pero que ahora para mí sólo parecían simples experiencias.
Seguía caminando por esas calles, por calles que ahora me parecían nuevas. Miraba rostros que me daba la sensación que conocía de toda la vida y, sin embargo, algo me llamaba a huir de ahí. 
A encerrarme para pensar en toda esta historia (todo ese sueño) y acabar finalmente preguntándome: ¿y esto es todo?

3 comentarios:

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