- No vas a volver, ¿verdad?
- ¿Cómo? -pregunto él, extrañado- no voy a volver simplemente porque nunca me he ido.
- ¿Sabes? - le contestó ella, cansada de fingir- ya no se te da bien mentir. Ya no sabes hacerlo. Tú no estás aquí, solamente están tus brazos rodeando otra cintura más. Otra vez más.
- Estoy aquí contigo. Ahora. Solamente tú y yo. ¿Qué demonios te pasa?
- Ni siquiera lo sabes, pero estás tan lejos...
Tenía que deciros algo. Una amiga mía ha creado un blog recientemente. Es sencillo y solamente tiene una entrada con algunas fotos, pero os invito a pasaros por allí y a que esperéis un par de semanas, será un gran blog con grandes textos.
Para los que no lo sepáis y ya que no tengo nada que esconder, yo soy la chica de la falda amarilla. No me gusta subir fotos mías al blog pero ahí podréis verme:) Un besito a todos y gracias.
Hermosa entrada, re tierni.
ResponderEliminarMuy linda entrada. Me gustó la forma de encararlo que tuvo ella, ojala yo hubiese tenido el valor para hacer lo mismo.
ResponderEliminar