Hoy he vuelto a soñar con él.
Esta vez me volvía a regalar su confianza, como ha hecho dentro y fuera de mis sueños desde el día en que me dio dos besos y me dijo su nombre.
Esta vez me cogía de la mano como si no pudiera dejarme ver caer, me mantenía pegada a la tierra simple y sencillamente con su mirada.
Ha conseguido convertirme en una trapecista y subirme a la ventana más alta sólo para enseñarme lo hermoso que es el paisaje desde allí.
Porque aunque me joda decirlo, sólo él sabe enamorarme durante semanas en un cara a cara, y puede seguir haciéndolo dos años después en mis sueños.
Como si no pudiera o no quisiera salirse de ellos.
Salir de mí.
Porque, al fin y al cabo, es él. No hay dos iguales y el que existe se encuentra a años luz de distancia, aunque en metros sea bastante poco.
ResponderEliminarNo te imaginas lo identificada que me senti. Llevo exactamente dos años intentando no dejarme vencer por su ausencia, y sabes qué es lo qe me mantiene en pie? La certeza de que esto que recuerdo sucedió y la alegría de haber podido conocer a alguien así..
Poco a poco el dolor se marcha y sólo quedan los buenos momentos, te lo aseguro :)
Una entrada genial, como siempre. Adoro el blog!
Un abrazo enorme