Tu risa es mi mejor melodía.

Adoro la miel desde que descubrí que ese color vive en tus ojos... mezclado con un brillo especial. Desde que me encontré con él y con esa sonrisa...
Tienes una de las miradas más sinceras con las que me he topado jamás. Y una de esas sonrisas que hace feliz por un instante casi sin quererlo. Pero estoy empezando a odiar un poco tu mirada... porque últimamente la veo más verde que con ese profundo color miel... porque cuando tus ojos se llenan de lágrimas, ahí, encerradas e intentando no caer, tus ojos adquieren ese tono verdoso que, la verdad, me encanta.
Pero no si ese verde transmite dolor con tan sólo notarlo en una fugaz mirada, y más si es tuya...
Prefiero mil veces perderme ese mágico color, a verte sufrir... porque ahora mismo te daría todos los abrazos que, por imbécil y terriblemente masoquista, no te di en su momento. Siento no haber estado cuando me necesitabas...
Yo necesito oír tu voz. Aquí. Ahora. Necesito que me digas cómo te sientes. Necesito saber que ya sonríes, que lo haces de verdad.
Necesito dar vueltas y más vueltas en tu coche. Junto a ti. Necesito que me agarres la mano fuerte, para que mis lágrimas sigan escondidas debajo de mis párpados, y sepan que ya no deben salir.
Joder. Necesito que me abraces. Necesito notar tu aliento sobre mi piel. Necesito tus mordiscos, tus miradas con sabor a miel.
Necesito tus caricias a escondidas... tus susurros sin sentido. Necesito escuchar de nuevo tu risa... por favor.