5.9.11

Tres meses no son suficientes para conseguir olvidarme de su sonrisa. No he sido capaz.

Pero hoy cuando la he visto, era otra vez distinta a la última vez que la contemple. Era la de una persona feliz consigo misma y con el mundo. La sonrisa de una persona olvidadiza pero segura.

Las fotos no me sirven, no las quiero, no me hacen falta.

No necesito explicaciones de por qué se ha marchado así, de esa manera, de la única manera por la que conseguía saber qué es de su vida. No quiero argumentos porque no preciso de ellos.

Y es que las miradas no se clavan igual a través de un papel que teniéndolas a medio metro de distancia. Y menos la suya.

 

El sabor de tus besos. Una buena conversación. Fluir. Respirar hondo. La calidez de la amistad verdadera. Equivocarme y saber rectificar. Tocarte. Conseguir disfrutar del presente. Saber perdonar. Un baño en el mar. Sentirme minúscula en la inmensidad. Hacerme gigante en tus caricias. Dormir en el desierto. Canalizar el miedo. Reír hasta llorar. La luz y la oscuridad. Viajar sin un día de retorno. Volver a casa y…

¿qué dices, nos apareamos de nuevo?

8 comentarios:

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