15.3.10

Buscar el final.

Y sin ni siquiera darle tiempo a asumir lo que sus ojos estaban viendo, dos lágrimas caen de ellos desesperadas por sacar el dolor que encierran en su pecho.
Marta anda en busca de un solo rincón en el que poder maldecir a él, a ella, y por supuesto, a sí misma.
EstúpidaEstúpidaEstúpida, piensa mientras anda sola por esta fria ciudad. La gente la mira extrañada pero, qué mas da, Marta es otra más con el corazón roto por no haber encontrado a la persona que le hará feliz. Otra imbécil que se ha enamorado de una persona que ya comparte su vida con otra persona, pero que no ha dudado en querer a otra, aunque ese amor no se pueda comparar con el que siente hacia ella. Está enamorado, qué le vamos a hacer. A Marta le han roto el corazón tantas veces que se está desquebrajando poco a poco. Y lágrimas, y más, y más. Parece que no se van a acabar nunca. Como ese juego de niños pequeños, esa espera para NADA. Ilusiones que se caen al suelo y se rompen en mil pedazos. Y hasta Marta desea romperse. Así, en mil cachitos que sean irreparables para así no sentir. Para no volver a cruzarse con la mirada de Pablo, que desde una esquina la mira mientras sus brazos rodean a otra. A ella. A la persona que Marta nunca podrá ser. Ella ocupa el puesto que Marta lleva meses envidiando. Ha luchado por estar ahí, en cambio, nunca ha querido quitárselo. Sólo ha querido colarse en ese rincón de la vida de Pablo cuando ella, su novia, se marchara para siempre. Pero no lo va a hacer.
Detrás de todas las mascaras que Marta ha llevado estos meses, se esconde la que de verdad sabe que nada será como ella quiere porque, simplemente, Pablo no esta hecho para ella. Aunque Marta sepa que es la única persona sobre la faz de la tierra que puede hacerla verdaderamente feliz.
En cuanto llega a casa, cierra la puerta de su cuarto con un sonoro portazo pero, qué importa, por muy fuerte que cierre, el techo no se le caerá encima como ella quiere. Se encierra alli, en esas cuatro paredes que le han visto perecer. La han visto feliz, la han visto tumbada en su cama con Pablo, la han visto escribiendo historias, reir con sus amigas, y llorar en lo más profundo de la soledad.
Y hoy llora más que nunca. Hoy en ese cuarto,solo se oye la lluvia eterna que cae por sus mejillas y desemboca en su almohada.
Pero detrás de todas las nubes, detrás de todas las gotas de lluvia, asoma un fino rayo de sol.
Quizás esto le sirvió para darse cuenta de que toda la historia ha terminado. Una historia sin principio, y con el peor de los finales.



[Pero al menos tiene final]

1 comentario:

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