Fantasmas.

Te extraño. Pf... hoy te noto como un sueño que se evapora. Como un humo que se me escapa entre los dedos. Como si hubieras sido un espejismo todo este tiempo y te marchas durante casi tres meses. Como un maldito sueño. Como si nunca hubieras existido y todo lo que pasé contigo, hubiera sido una jugada de mi imaginación. Eres como un fantasma que deambula por mi lado pero que ni me toca ni me mira, qué cojones, como si yo fuera la fantasma y tú no pudieras verme. O le tuvieras miedo a hacerlo. Le tuvieras miedo a retomar lo que sentiste un día por mí y ahora evitas a toda costa. Cada día te odio más, lo juro. Te odio por lo cobarde que eres. Por dejarme a mitad del camino. Por tirarme como un juguete viejo y esperar a que yo solita me arreglara pedazo a pedazo. Son tantas las cosas que me gustaría decirte y que no sé cómo... hazme caso de una puta vez ya, ¿no? Todavía no entiendo por qué me esquivas. Seguro que nuestras auras están hartas de rozarse y no poder entrelazarse como un día lo hicieron. Porque la tuya es tan cobarde como tú. Tan ...hipócrita. Sale huyendo como tú. ¿No puede ser todo como antes? Que vengas, y me cuentes todo lo que has hecho desde que nos estamos dejando. Que me abraces, me consueles, me hagas reir, me hagas no pensar en ninguno de mis problemas. Que me despiertes muchas mañanas con una llamada y que me sorprendas como solo tú sabes hacerlo.
A cada palabra que escribo, más estúpida me siento. Ya ves. Cansado tienes que estar (si lees esto, claro...) de que escriba siempre lo mismo y de que me ilusione a base de recuerdos que salen a flote de entre tanta lágrima.
Húndete ya entre ellas, maldito sueño...